sábado, 30 de mayo de 2009

Me volví sobre ti, y devine en error
y estructuré un nuevo esquema, y corregí las falacias
y devine en error
y reprodujé otro sistema, y me emplazé sobre un camino ya trazado
nuevamente, fuí sujeto al error

Luego,

abrí un nuevo proyecto:

lo cerré

Entre el azar y el determinismo, me encontre en una bifurcación,
de un lado error, del otro: fallo.

jueves, 28 de mayo de 2009

Diálogo sobre la alteridad (fragmento)

-...Mi pregunta es: ¿Cómo dejar de existir en primera persona?
- El hombre está remitido a sí mismo, a su facticidad. La condena es insuperable.
- Pero, ¿ y el otro? ¿Aquel hacia el que me derramo constantemente y que además está volcandose todo el tiempo sobre mi?
- No entiendo bien lo que me quiere decir, pero no creo que haya un derramamiento hacia el otro, usted no puede desprenderse de sí mismo. En lugar de un derramarse hacia el otro, podriamos hablar de un volcarse, pero un volcarse será siempre voltear, volverse sobre el otro, cuando el otro lo que pide de nosotros es una preocupación, y no sólo que nos volvamos sobre él para verle.
- El verbo derramar, implica un desprenderse de sí mismo, como bien lo ha entendido usted, creo que tiene razón cuando habla de una condena a la primera persona, o como dice Martin Heidegger, una responsabilidad sobre el ser-que-soy-cada-vez-yo-mismo. Espero, me permita reformular aquí mi pregunta, cambiaré el verbo existir, por el de vivir, que a mi parecer, tiene matices que resultan más esclarecedores en nuestra dilucidadción.
Existo siempre en primera persona, obligado a ser responsable de mi fácticidad, en cambio, vivo en relación con los demás, a partir de los otros, es por eso que normalmente utilizamos frases como: lo que he vivido contigo, hemos vivido tantas cosas juntos, hay que vivir y dejar que otros vivan.
El derramarse implica desprenderse, como ya lo dije anteriormente, sin embargo, tal desprendimiento, no es una evasión a la condena, no lleva implícita tal posibildad. La interacción con el otro nos obliga a derramarnos hacia él. Con-vivir con el otro, hace que algo de mi se desprenda y se impregne en él. Esa "sustancia" que sale de mi y se impregna en el otro, es tambien la semilla de la cual nace la cultura. De esta última sabemos que tiene un peso ontológico en el hombre, pero eso nos conduciría hacia otra disertación.

viernes, 15 de mayo de 2009

Mi adaptación de la oda triufanl de Fernando Pessoa.

Los gringos son la onda, llegaron a la luna primero que nadie, inventaron la electricidad, pero la neta, en lo que mas se rifaron, fue en inundar el mundo con grandes restaurantes de comida artifical. Es por eso que decidí adaptar un poema de Fernando Pessoa, o mejor dicho, de Alvaro de Campos.
La Oda Triunfal
¡Vengan todos!
¡oh Mc Donalds, oh big mac, mmm, eterno!
¡Fuerte espasmo retenido de los sabores furiosos!
¡Furiosos fuera y dentro de mí

por todos mis nervios disecados,

por todas las papilas de todo aquello con que siento!
Tengo secos los labios, ¡oh grandes sabores postmodernos!

De oíros demasiado cerca,

y me arde la cabeza de querer comeros con el exceso

de expresión de todas mis sensaciones,

con un exceso contemporáneo de vosotras, ¡oh grandes emporios alimenticios!
¡Ah, poder expresarse todo como una angus se expresa!

¡Ser completo como una six dollar burguer!

¡Poder ir por la vida triunfante como una peter pepper pizza!

¡Poder, al menos, penetrarme físicamente de todo esto,

rasgarme todo, abrirme completamente, volverme poroso

a todos los perfumes de aceites y sabores y aromas

de esta flora estupenda, negra, artificial e insaciable!
¡Los amo a todos: buffets, Mcdonalds, pizzerias... a todos!

Un día dejé a un lado el tiempo y decidí ser sincrónico. Me volví hacia la inmediatez y la abracé completa.