jueves, 28 de mayo de 2009

Diálogo sobre la alteridad (fragmento)

-...Mi pregunta es: ¿Cómo dejar de existir en primera persona?
- El hombre está remitido a sí mismo, a su facticidad. La condena es insuperable.
- Pero, ¿ y el otro? ¿Aquel hacia el que me derramo constantemente y que además está volcandose todo el tiempo sobre mi?
- No entiendo bien lo que me quiere decir, pero no creo que haya un derramamiento hacia el otro, usted no puede desprenderse de sí mismo. En lugar de un derramarse hacia el otro, podriamos hablar de un volcarse, pero un volcarse será siempre voltear, volverse sobre el otro, cuando el otro lo que pide de nosotros es una preocupación, y no sólo que nos volvamos sobre él para verle.
- El verbo derramar, implica un desprenderse de sí mismo, como bien lo ha entendido usted, creo que tiene razón cuando habla de una condena a la primera persona, o como dice Martin Heidegger, una responsabilidad sobre el ser-que-soy-cada-vez-yo-mismo. Espero, me permita reformular aquí mi pregunta, cambiaré el verbo existir, por el de vivir, que a mi parecer, tiene matices que resultan más esclarecedores en nuestra dilucidadción.
Existo siempre en primera persona, obligado a ser responsable de mi fácticidad, en cambio, vivo en relación con los demás, a partir de los otros, es por eso que normalmente utilizamos frases como: lo que he vivido contigo, hemos vivido tantas cosas juntos, hay que vivir y dejar que otros vivan.
El derramarse implica desprenderse, como ya lo dije anteriormente, sin embargo, tal desprendimiento, no es una evasión a la condena, no lleva implícita tal posibildad. La interacción con el otro nos obliga a derramarnos hacia él. Con-vivir con el otro, hace que algo de mi se desprenda y se impregne en él. Esa "sustancia" que sale de mi y se impregna en el otro, es tambien la semilla de la cual nace la cultura. De esta última sabemos que tiene un peso ontológico en el hombre, pero eso nos conduciría hacia otra disertación.

1 comentario:

David Alejandro dijo...

Hey Joni me da gusto que siga publicando, esta bastante chido el texto, me dejos pensando...

Los demás
no eres tú
y no soy yo,
y si lo refiero a él,
tampoco él.
Los demás son los omitidos
sin reparar en su omisión
pues ya serian terceros.
Los demás somos él
yo y tú
cuando nadie nos precisa
y no importamos,
cuando no nos detenemos
a señalar con desdén
a los demás.


G.S.